“Foreing office” es la segunda exposición individual de la artista madrileña Teresa Solar. En “Foreign office” Solar presenta cerámicas que materializan lenguaje de signos. A partir de esta premisa, Solar desarrolla a través de la fotografía y de la escultura una serie de obras que tienen que ver con la traducción de signos, formas y superficies de unos espacios a otros y con la resistencia que estos ejercen a ser traducidos.
“Foreign office” parte del incidente protagonizado por Thamsanqa Jantjie, intérprete de signos sudafricano, durante la ceremonia en honor a Nelson Mandela, que había muerto recientemente. Durante la ceremonia, presidida por algunos de algunos de los jefes de Estado más poderosos del mundo, el intérprete perdió el control de sus manos y comenzó a gestualizar mensajes inconexos y absurdos.
Solar parte de este incidente para retomar sus reflexiones acerca del lenguaje y sus traducciones. En este caso se sirve de la tactilidad y la gestualidad propias del lenguaje de signos para crear vasijas y esculturas que no representan lenguaje tanto como que son propiamente lenguaje. A través de su experiencia con el torno de alfarero, Solar graba interpretaciones de los gestos de Jantjie sobre el barro revolucionado, experimentando la resistencia del material a ser modelado y desarrollando musculatura específica para no perder el control sobre las pellas. Fruto de esta aproximación son las piezas RUNRUN y FAFAFA, traducciones erróneas de los gestos del intérprete subidas a Internet.
Finalmente la exposición tiene que ver con una negociación constante entre dos elementos o superficies, entre la arcilla en revolución, imposible de controlar sin desarrollo específico, y el propio cuerpo, que tiene que adoptar una postura técnica para conseguir imprimir el gesto adecuadamente. De este modo surgen piezas como FOREIGN OFFICE/ GHOST, AGENCIA Y EMBAJADA, que aluden a organismos estatales dedicados a la gestión de sus relaciones con el exterior. La alusión a estos organismos estatales también representa una pregunta forzosa en el contexto de la exposición: ¿Cómo somos capaces de articular lenguaje y discurso de manera automática? ¿Es nuestro propio cerebro una agencia opaca y desconocida dentro de nosotros?.
EMBAJADA junto con REVOLUCIÓN, componen una tercera serie de trabajos, en la que se han representado gestos del lenguaje de signos a través de líneas en el espacio; continuando con la idea de relación entre entidades extranjeras, las piezas están revestidas como si fueran la carrocería de un coche, listas para chocar. Esta textura que dispara en nuestra cabeza el sonido de cristales rotos y metal aplastado, contrasta con la inclusión de materiales aislantes en el mobiliario de la exposición y que crean un espacio sordo y mudo.